Entrevista a Rosa María Masson: “La calidad educativa se ha secuestrado”
Rosa María Masson, pedagoga Cubana, expresa su opinión y su punto de vista respecto a la calidad educativa en esta consulta internacional por la transformación del sistema educativo.
Por Luis Bonilla
Esta entrevista fue originariamente publicada en Otras Voces en Educación el 2 de marzo de 2016
En el marco de las entrevistas realizadas por Luis Bonilla (LB) en su programa “La otra Mirada” a propósito de la consulta internacional sobre la Calidad de la Educación realizada en Venezuela, durante el 2014, se presenta a continuación la reseña del encuentro con la maestra Rosa María Masson, pedagoga cubana, comparativista, investigadora de los fenómenos educativos y doctora en Ciencias Pedagógicas. Vicepresidenta de la sesión de Educación Comparada de la Asociación de Educación Comparada en Cuba y autora de varios artículos sobre “Tendencias de Políticas Educativas” en la región y sobre la Educación Comparada como ciencia, y autora principal del Libro “Educación Comparada. Teoría y Prácticas”.
L.B: Bienvenidos y bienvenidas, todos y todas, a este nuevo contacto internacional en el marco de la consulta por la calidad educativa. En esta oportunidad conversaremos con Rosa María Masson. Rosa es una pedagoga cubana, investigadora de los fenómenos educativos, comparativista que se ha dedicado a estudiar los últimos años el tema de las políticas educativas en la región y en el mundo. Bienvenida Rosa a este contacto internacional.
R.M.: ¡Muchas gracias! Gracias por la invitación!
L.B.: Rosa, comencemos con el tema concreto de la consulta ¿Qué es para ti el tema de la calidad educativa?
R.M.: Bueno, yo tengo cuatro miradas, por lo menos, sobre la calidad educativa. Hay una mirada que creo que es la que más me preocupa y me parece que ha sido el motivo por la cual tú estás haciendo esta consulta internacional, y es que la calidad se ha secuestrado Luis, es decir, la calidad está secuestrada por los organismos internacionales por un grupo de personas que hacen grandes foros internacionales, dicen, deciden, ponen los indicadores de que debe ser calidad y, nos han metido en ese lío a todos, es decir, todos estamos luchando por un ranking, buscando cómo acreditarnos, cómo tener una mejor universidad, cómo poder tener esa imagen de calidad que nos están dando todo el tiempo.Yo prácticamente lo único que hago es criticarla y tratar de encontrar cuales son los orígenes y porque estamos casi embelesados todos alrededor de ese criterio de calidad.
Hay otras aristas de la calidad o digamos otras miradas de la calidad que creo son muy poco tocadas y que a mi modo de ver serían la esencia de lo que estamos buscando hoy y que nos ayudará a encontrar un camino de cambio real, no de reformas sino real. Primero la concepción que tienen los maestros de calidad, no la que le explicamos en un postgrado o le damos a leer en un libro, sino las que ellos se forman en un aula y dicen. Por ejemplo: “Yo quiero con estos niños, con estos jóvenes o con estos adolescente lograr que aprendan a ser buenos seres humanos” En esta concepción de la calidad, apenas el maestro tiene conciencia de ella, pero definitivamente es la que va marcando su quehacer educativo todos los días. Ese es un tema que para mí falta mucho de investigar y sobre todo ponerla en la perspectiva del maestro, ¿Cuál es su modelo de calidad?, ¿Qué usted quiere enseñar ?, ¿Qué usted quiere educar?, ¿Para qué usted viene a este centro escolar, que va desde preescolar hasta la universidad? Esas preguntas el maestro las tiene que tener claras y, esas preguntas yo creo necesario podamos ponerla en perspectiva del maestro, esa es una.
La otra son los estudiantes. Yo no veo investigaciones, no he encontrado ninguna Luis, no quiere decir que no exista, investigaciones que le pregunten a los niños ¿Qué escuela tú quieres?, ¿A qué tú vas a la escuela?, ¿Por qué tú tienes que ir a la escuela todos los días? Pero que también lo pongan en perspectiva de un adolescente que se lo pregunten a un joven, que se lo pregunten a un universitario y más aún que se lo pregunte a las personas que abandonaron la escuela un día porque la escuela no le daba lo que estaban esperando. Eso hemos ido obviando y los estudiantes, los alumnos, las nuevas generaciones que en definitiva es lo que estamos formando, apenas los tenemos en cuenta dentro de nuestras investigaciones ¿Para qué es la escuela y qué ellos esperan de esa escuela?
Y la otra es la sociedad, siempre se dice como una regularidad, que estamos formando los hombres y mujeres del futuro, que estamos formando hombres ciudadanos que tienen que ver con su contexto con su país, pero ¿Qué espera el país de esa nueva generación?, ¿Esperan una generación calada, sumisa, que asuma, que diga que nuestro modelo es el mejor de todos, que el pasado es mejor que el presente, que el futuro es incierto?. Tengo la sensación que eso es lo que estamos esperando de nuestra juventud, y cuando la juventud se incomoda un poquito y sale a las calles como los chilenos, se pone a protestar un poquito, ya empezamos a decir que esos no son los muchachos que estamos formando o que esos no son los muchachos que queremos y lo que más podemos hacer es sacarlos rapidito de las escuelas para que dentro de los centros escolares no creen problemas. Por eso te digo, que este tema sobre la calidad educativa para mi es extremadamente imprescindible, no pensemos que vamos a cambiar nada, vamos a encontrar nuevas formas de hacer la educación, sino llegamos a la profundidad de lo que es el tema, repito, ¿Qué maestro?, ¿Qué concibe el maestro como perspectiva de calidad?, ¿Qué entiende un estudiante como perspectiva de calidad y, qué la sociedad como perspectiva de la calidad?
En estos días he trabajado en universidades privadas e increíblemente los profesores tiene las mismas inquietudes que los profesores de una universidad pública, las mismas inquietudes que pasan por no estar seguros de que lo que están enseñando, es lo que deben enseñar, por no estar seguros de cuál es el tema de valores que le estamos dando a los estudiantes, si estos son los sistemas de valores que van a funcionar en la sociedad y además tienen también en esa lógica, un aspecto que es el aspecto económico.
Por ejemplo, me llamaba mucho la atención que los padres llegan a la universidad y preguntan por las carreras más cortas, la que dure dos años y uno piensa, bueno el padre quiere una carrera universitaria corta que dure dos años porque tiene que pagar menos y eso es una lectura muy simplista. Pienso que el padre pide una carrera de dos años porque sabe que la universidad solo te va a dar un título, pero no te va a dar, o no te está preparando para la vida porque esa preparación para la vida del muchacho la va a encontrar después en el mundo laboral, donde tenga que competir, buscar el espacio, ser creativo, tomar determinaciones que el currículo no se lo está dando. Por lo tanto ese padre busca un título, a mi modo de ver que sea más económico, que cueste menos y que el muchacho esté en condiciones de ponerlo en la sociedad. Y eso es preocupante, es decir, saber que las personas tienen tan poca fe de lo que se está enseñando en la escuela y en la universidad, creo que son pocos los padres que tienen niños en la edad escolar en los primeros años en el bachillerato, en la secundaria básica que cuando el niño sale de la escuela no busca apoyo en otras entidades o como se dice, unos repasadores, unas escuelitas o lo ponen en un grupo de arte, de música o lo pones en otros espacios y no es solo para tener el niño entretenido y no es solo porque tú que estás trabajando mucho, no tienes tiempo para atender al niño; es porque tu sientes de manera empírica, lo respiras y no sabes cómo decirlo en palabras, que tu niño, que tu joven o tu muchacho no está aprendiendo lo suficiente, lo que necesita para poder insertarse en la sociedad y, ser una persona de éxito y más que de éxito, que sea una persona satisfecha, que no llegue a la mañana a trabajar solo por dinero y porque hay que comer, es decir, que el trabajo sea un lugar en el que tú tienes buenos amigos, en donde tú puedes crear, en donde tú puedes tener buenas ideas, donde tú no vas a estar pendiente todo el tiempo, que si el jefe te va a echar un ojo, y la escuela no te está preparando para eso.
La escuela se está convirtiendo además, Luis, en un lugar peligroso, yo no entiendo cómo los niños son tan crueles, cómo logran tener esa violencia tan fuerte y antes uno lo veía en las películas americanas y pensábamos que estábamos lejos de tener esa violencia en la escuela. Desgraciadamente la violencia ha llegado también a otros espacios que no son los norteamericanos y llega de diferentes maneras, porque cuando el niño ya no quiere ir a la escuela porque lo que aprende no es atractivo, cuando el niño no quiere ir a la escuela porque además no tiene amigos en la escuela, tienen muchachos que se burlan de él, que son crueles, cuando la escuela es prácticamente un tiempo monótono, entonces para qué hacemos tantos foros internacionales para hablar de calidad.
En mi opinión es que los protagonistas esenciales de la calidad los estamos dejando afuera y hasta que no entremos en contacto con otras formas de ver la educación y con otras maneras de investigar, otras formas de conocer esos protagonistas e indagar a esos protagonistas, seguimos haciendo grandes fiestas donde nos vestimos bonito para hablar de calidad, pero la vida sigue, la escuela sigue y nosotros los teóricos, los que nos creemos teóricos seguimos hablando de lo que quisiéramos nosotros que fuera la calidad.
L.B.: Rosa, tú no solo eres docente universitaria, no solo eres comparativista, no solo eres investigadora, también te has desempeñado como docente de aula eso también te da una mirada compleja de lo que es el fenómeno educativo y tu abordas en estos tres ámbitos, desarrollas uno que me parece de total interés en estos momentos, el tema del docente. La calidad fundamentada en el docente, es decir, el docente que se interroga ¿A qué se va a la escuela?, ¿Para qué es la escuela?, ¿Cómo lograr que el estudiante, el niño o la niña tengan un proyecto de vida y no solo de conocimiento formal? Eso implica repensar la formación docente intentando recuperar la centralidad de lo pedagógico, quizás no es el caso de Cuba, pero sí de muchos países de América Latina, pues, la pedagogía está de capa caída y, casi que la pedagogía está siendo cambiada por los expertos en currículo, los expertos en didáctica o ahora la moda: los expertos en la calidad de la educación, ¿Qué sugieres tú?, ese re-enfoque de la formación docente a partir de la recuperación de la centralidad pedagógica
R.M.: Mira, yo te voy a dar dos miradas de nuevo, es decir, veo las cosas de diferentes matices. Te voy a dar una mirada quizás social, el maestro es un profesional, el maestro tiene que creerse que es un profesional, no solo porque yo se lo diga o se lo diga otra persona, el maestro tienen que creerse que lo que está haciendo es una profesión, es una importante profesión, única profesión, porque es la única profesión que te permite entrar en la vida de otro. Es decir, uno va al médico cuando está enfermo y uno utiliza otros profesionales solo cuando lo necesitas un momentico, pero el maestro entre todos los días en la vida de otro y tiene la oportunidad como nadie de formar parte de la historia de otro, por lo tanto, hay que darle el valor de la profesión de los maestros.
Todos los que he conocido, son pocos los que sienten que son profesionales y hay un tema que escuché y hay que preguntar, que es el tema del salario y realmente creo que no estamos bien pagado en ninguna parte del mundo, quizás excepcionalmente en algunos lugares pero ¿Quién está bien pagado?, es decir, uno pregunta, ¿Qué profesional está bien pagado? No son solos los maestros los que no tienen salarios dignos o salarios muy destacados y, desgraciadamente, el concepto de profesional en nuestras sociedades ha ido perdiendo crédito, los mejores que viven no son los profesionales. Nosotros los profesionales día a día tenemos que ganarnos el pan, por tanto el maestro se considera un profesional dentro de un mundo donde los profesionales no tienen, digamos el prestigio que podían tener hace veinte años.
Un segundo reto: las universidades pedagógicas o carreras pedagógicas tienen que ser un laboratorio de creatividad, no importa qué enseñas, si enseñas didáctica, currículo, qué cosa es calidad, tienes que saber enseñarlo de otra manera, porque en mis experiencias como maestra te puedo decir, que hay una manera de enseñar que no está escrita en ninguna parte, que es mi modo de actuación como maestra. Cuando yo estoy enseñando a otros a ser maestros, estoy enseñando a muchachos que quisiera que fueran maestros y eso es un contenido vivo, real que yo les estoy dando y que es un modelo, que al final trasmite conocimiento, valores y no está escrito en ningún proyecto curricular.
Yo creo que las universidades pedagógicas, tienen que ser dentro de todas las universidades los espacios que forman maestros, los lugares donde los que estemos ahí dando clases tengamos la oportunidad de demostrarles a los que están aprendiendo, que hay mil formas de aprender, que no tienen que estar sentados en un aula, que se pueden salir a la calle, hacer investigaciones. Eso tiene que llegar de una manera precisa consciente a los espacios donde se están formando a los maestros para poder combinar las dos cosas, porque esa es la imagen social que debe ser un maestro profesionalmente y como tenemos que hacer de esa persona alguien creativo, que a su vez, enseñe a otros a ser creativos; que aprendan además a ser mejores seres humanos. A las universidades pedagógicas llegan los mismos muchachos que llegan a las otras universidades a veces con la imagen de que son los menos que saben, es decir, la carrera pedagógica puede ser quizás la última opción, pero yo he tenido experiencias maravillosas con estudiantes que han llegado a una facultad a una universidad pedagógica porque no tenían otra opción y nos hemos planteando que hay que primero ser los seres humanos ayudarlos a ser seres humanos, a entender lo que es leer, a entender porque hay que saludar porque hay que vestirse de otra manera, porque hay que tener otras expresiones y después le enseñas la pedagogía o le enseñas la matemática o le enseñas lo que ellos van a ser.
En una oportunidad tuve un grupo que no vivía en La Habana sino en la zona oriental y nunca habían visto el mar y los tuve que llevar al malecón de La Habana a que conocieran el mar, porque dentro de su experiencia como seres humanos nunca habían visto el mar y eso que Cuba es una isla. Entonces esa diversidad que me encuentro en el aula de un adolescente si trabajara en la enseñanza básica, es la diversidad que tengo de mis estudiantes como profesores, pero es más, Luis, es la diversidad que tengo con mis estudiantes cuando van a postgrado.
Cuba tuvo un proyecto maravilloso que fue una maestría masiva dirigida a maestros de escuelas, aquellos que en su proyecto profesional nunca pensaron en ser máster. Tuvo sus críticas, yo era Decana en ese momento de la Facultad de Pedagogía y el Rector nos dijo a todos: tenemos que ir a dar clases a la maestría masiva. Esa maestría consistía en la formación de los maestros de primaria y secundaria, se impartía a las cinco de la tarde después de las ocho horas de jornada laboral; era como una clase semi-presencial, le dábamos conferencia, bibliografías, conferencias grabadas y ellos se preparaban para el próximo encuentro.
Recuerdo que me fui a dar clases a un barrio de la periferia (nosotros no podemos decir un barrio marginal porque la marginalidad en Cuba tienen otras características, no porque tenga prejuicios sino porque tiene otras características), todas éramos mujeres, Luis, y todas negras, porque ellas vivían en un lugar donde predomina la clase negra y donde el oficio que las mujeres siempre hacen o la mayoría hacen, es ser maestra. Para ellas era un gran acontecimiento y a las dos horas de estar con aquellas mujeres empecé a descubrir que habían hecho libros de historia porque como ellas venían de bario donde había mucha violencia, donde los niños andaban en la calle casi todo el tiempo, donde se vivía de otra manera, ellas querían enseñarle como fue Camilo Cien Fuegos de niño, las maldades que pudo haber hecho Camilo Cien Fuego de niño, Ernesto “Che” Guevara, Maceo. En fin, sacaron todos los patriotas que estaban en el currículo oficial, Luis, y habían hecho un anecdotario, una investigación sin saberlo. Asimismo, me encontré otras que habían hecho libros de matemática, de problemas de matemática, entonces tú te imaginas que yo llegara con mi título de Doctora, con todos esos años, con toda aquel glamour de ser la Decana de la Facultad, encontrarme con aquellas señoras que trabajaban más que yo porque trabajaban hasta diez horas diarias, porque cuando tu llegas a una escuela a las cinco de la mañana y te vas a las seis y media de la tarde con un aula de veinte o veintiséis niños, eso si que es trabajo.
Ellas me enseñaron lo que yo nunca pensé encontrarme y cuando empecé a hable de Vygotsky y sus zonas de desarrollo próximo, “¡qué zonas de desarrollo por Dios!”. Ellas habían aprendido mucho más de lo que yo podía darle en concepto, entonces hice aquello como un gran juego y les dije: “Ustedes me dan sus experiencias y yo de pedagoga le voy a poner los nombre que dice la Ciencias que tienen esas acciones que ustedes hacen cotidianamente”. Ese fue un semestre maravilloso. Fui a su escuela, defendieron sus trabajos de Maestría y fueron mujeres felices, se sintieron reconocidas en la escuela, eso es lo que yo aspiro cuando te hablo de calidad: Encontrar esos espacios donde la calidad habla de resultados reales y donde los niños que están percibiendo de esas maestras lo mejor que ellas pueden darles, tengan en la escuela una experiencia de vida que en la escuela quizás no se la están dando no se la está dando la sociedad, pero que sepan que hay un lugar bueno donde la gente son lindas y que se puede vivir mejor. Si logramos eso, creo que estamos hablando de calidad.
Hay una película Cubana llamada: “Conducta”, que se ha discutido mucho en La Habana con los maestros, el relato dice que: Carmela, la maestra de conducta no le importaba más que ese par de muchachitos ,que estaban en desventaja, tuvieran una experiencia feliz en la escuela y los defendía como se defiende a alguien que se quiere mucho. Ella no podía ser la buena de todos, pero era la maestra que había que respetar y conocía el alma de esos niños (ese el tipo de personalidad, Luis, que creo hay que saber explicarnos y hay que hacernos sentir).
Técnicamente yo solo criticaría que no creo que sea la mejor a la hora de hablar de la calidad, a mí me dejas para lo otro, para los maestros, para lo vivencial que por ahí va mi teoría. El maestro tiene que tener experiencias lindas cuando aprende a ser maestro, tiene que sentir que ser maestro es importante y es en las universidades pedagógicas donde hay que ponerles eso, lo vivencial. Con esto no es que este negando la pedagogía ni la didáctica, son extremadamente importante, para saber el objetivo, como organizar el contenido, qué métodos aplicar. Eso hay que saberlo, eso es ciencia, eso no es empírico, pero el arte de educar hay que ponerlo en la perspectiva del aprendizaje.
L.B.: Rosa tu hablaste de otra mirada que tiene que ver con los jóvenes, con los estudiantes, con los que van al aula. Ahora bien, unos de los objetivos de nuestro sistema educativo, casi como un identificador es que procura la construcción de ciudadanía y ésta significa también: la repolitización de los jóvenes, es decir, no de participación pero si de pensamiento político, sin embargo, hay un sector amplio de la juventud que se sigue alejado de la política como proceso de transformación planteando, que la escuela no logra cumplir con esa meta. A mí me llama la atención un grupo incluso cubano llamado “Buena Fe”, que en una de sus canciones (que son muy escuchadas aquí en Venezuela) habla de “Cuídate de la política que así como te sube te deja con el cuerpo afuera”, es decir, que implica un cuestionamiento a una forma de hacer política, hay también hay una tarea pendiente de nuestro sistema educativo de cara a los jóvenes ¿cómo resolver ese cuello de botella Rosa?
R.M.: Escuchándolos Luis, sin tenerles miedo y estar sin prejuicios; ¿Por qué yo tengo que esperar que los jóvenes piensen igual que yo?, ¿Por qué yo tengo que esperar que se vistan, que se peinen, que hagan la poesía la música igual que yo? Nosotros fuimos una generación privilegiada, Luis, nuestros padres de la generación que nos precedía nos regalaron sueños, nos decían que había que luchar por los sueños. Hay quien les costó la vida luchar por los sueños, pero era una época de romanticismo de lucha de que el mundo era posible, los hippies se criticaban pero salía a la calle a luchar por una educación mejor, por una vida mejor. A veces miro a los jóvenes y me digo ¿Qué mundo les estoy dando como herencia? Corrupción, políticos que no se comprometen, políticas que se vuelven viejas y al final no escuchan, te dicen que hay dialogo pero no hay dialogo. ¿Qué mundo les estoy regalando? No les estoy regalando ni un sueño, les estoy diciendo que hay que seguir identificándose por algo que ni se sabe lo que es.
Entonces, cuando los veo ajenos, tan distantes de nuestra generación, de nuestro proyecto creo que es porque no hemos sabido establecer las autopistas y cuando el joven o los jóvenes se acercan a nosotros tenemos una mala magia de ponerlos a nuestra semejanza, es decir, el muchacho que ayer era rebelde y estaba en la calle o estaba en la universidad luchando por derechos ya logramos que se acerquen a nosotros como adultos que tenemos responsabilidad y lo empezamos a domesticar para mal, con frases como: “Cállate la boca”, “ya tú no tienes que estar hablando tanto”, “ya tu representas otro poder”, el resultado es que el muchacho en seis meses ya es semejanza de lo que no quiso ser y de lo que estaba luchando en la calle.
Mira la Revuelta de Chile para mí fue una gran enseñanza ,tú te imaginas que sean los muchachos los que le digan a los padres que estaban dormidos, que se habían dejado comer por el neoliberalismo y que nadie protestaba por eso y la explicación que se daba técnicamente por lo menos la que más me llegaba a mí era que ellos luchaban porque sus padres tuvieron más oportunidades de educarse que ellos, es decir, ellos iban a tener menos posibilidades de educarse que lo que tuvieron los padres, formarse profesionalmente y que uno queda endeudado de por vida para hacerse profesionales. Pero luchaban más que por eso, Luis, lo hacían porque querían en un proyecto de país donde soñar tiene que ser parte de ese proyecto; donde no es solo llenarse de dinero, de equipos electrodomésticos y de cosas, hay que soñar y tenemos que ayudar a los jóvenes de que esos sueños se canalicen por buenos caminos, que no se marginalicen con drogas, que la violencia no sea la expresión, pero hay que olvidarse de la edad que tenemos que es muy difícil.
Siempre digo que la que se pone vieja en el aula soy yo, siempre tengo estudiantes de veinte años en el aula y hace treinta años que tengo estudiantes de veinte años en el aula, es decir, me han pasado treinta años por encima a mí, para olvidarse de las malas experiencias, hay que saber escuchar y hay que encontrar los mecanismos para llegar a ello. Los jóvenes están pidiendo a gritos que los ayudemos, Luis, no el mundo que creemos tú y yo que es el perfecto, el magnífico, que para nada es perfecto ni magnifico. Es su mundo, el de hoy, el que van a tener mañana porque ellos son el futuro de mañana y los maestros debemos tener de esa ciencia-ficción que tanto te gusta a ti; tenemos el deber de soñar qué va ser dentro de cinco años estos países, tu país, el mío de nuestra región, ¿Qué va a ser? Y modelárselas y decirles miren ustedes van a tener la oportunidad que no tuve yo, luchen por este modelo que no es ganar dinero, que no es drogarse, que no es buscar la vía más fácil para hacerse millonario, sino es soñar una tierra más linda, más solidaria, yo creo que a lo mejor no es nada técnico amigo, es decir, te estoy hablando de muy poca técnica, pero te estoy hablando de algo que siento, a veces lo veo en mis hijos y digo: “Ustedes son Peter Pan, viven eternamente jóvenes, quiere ser eternamente jóvenes, más que jóvenes adolescentes”. Y cuando lo comento con otros educadores me dicen: “¡Ay!, mis estudiantes son iguales, no quieren crecer”.
Es un signo de que en la sociedad que le estamos brindando es mejor quedarse chiquitico, es mejor quedarse como Ernesto en la casa en una escuelita linda donde está protegido, entonces eso lo tiene que llevar a una reflexión seria, importante donde tu y yo estemos en el público y que sean los jóvenes los que estén en el panel hablando, pensando, diciendo ¿Qué pasa con la tecnología?, ¿Qué pasa con su problema?, ¿Cómo es la sexualidad?, ¿Qué experiencias de sensualidad tienen? En fin todas esas cosas que tu y yo sabemos que les preocupa, pero que no es lo que yo creo que ellos ven, sino por como ellos creen, ven y viven esas experiencias, amigo, esa es una asignatura que tenemos que estudiar .
L.B.: Rosa, si tuvieras que hacer una recomendación a los sistemas educativos de la región. Tres recomendaciones fundamentales para avanzar en una educación inclusiva de calidad, ¿Cuáles serían esas tres prioridades, Rosa?
R.M.: Primero que somos diversos en todos los sentidos y la escuela tiene que aprender de esa diversidad, esa es la primera recomendación. Hay que estudiar más acerca de la diversidad que va desde todo, es decir, mi historia de vida me hizo diferente a ti, aunque fuéramos hermanos, eso es importante. Segundo todos podemos aprender, todos somos buenas personas, lo que va pasando de malo es porque nos van pasando cosas en el camino, pero siempre hay que mantener ese espíritu de que lo que tengo adelante es una buena persona que puedo formar que va a aprender de otras maneras quizás pero va a aprender. Tercero, la escuela tiene que saber atender la diversidad en todas las manifestaciones y entender que todos los que llegamos a la escuela o los que estamos en la escuela, somos personas que se nos puede educar desde nuestra diversidad y trabajar por un optimismo, por algo que es positivo y que si puede ser y tratar, de que lo negativo de este mundo vaya bajando el rating, vaya bajando el perfil. Si no la pregunta hasta uno mismo se la hace ¿para qué me estoy sacrificando tanto?, ¿para qué estudio tanto? Si al final uno lo hace que ya tiene edad que sabe que quiere y tiene una personalidad constituida, digamos que a un muchacho tú le estas dando desde la mañana puras malas noticias, malos ejemplos, bueno ellos dirán yo me voy por el camino más fácil yo no me voy a complicar mucho más, así sería la escuela que yo recomendaría y que dirigiría además.
L.B.: Rosa para ir cerrando este primer contacto internacional en el marco de la consulta de la calidad educativa me gustaría que le dijeras un mensaje a los maestros, a las maestras, a los profesores, a las profesoras venezolanas que están discutiendo en sus aulas en sus centros educativos el tema de la transformación educativa con calidad.
R.M.: El primer mensaje, Luis Bonilla, es que tienen el privilegio que creo que pocos maestros tienen y así lo tienen que ver, yo no te lo había dicho antes apenas hemos conversado desde hace mucho tiempo. Tu siempre andas muy a prisa y no me haces mucho caso, pero creo que Venezuela está haciendo algo inédito, poner en boca de los maestros, en boca de muchas personas, en boca del país, qué quieren, qué clase de educación quieren, qué proyecto de educación quieren; por eso los maestros venezolanos tiene que tener eso como conciencia que lo que está pasando en su país es inédito. La revolución es inédita, todas las revoluciones son inéditas, pero bueno a veces por ser cotidiano uno cree que no es inédito, eso es la primera cosa que yo creo que tiene que llegarle al maestro. Tienen una oportunidad de discutir política que pocas personas tienen como profesionales en este mundo.
Segundo, lo que está recogiendo ese sentir hay que saberlo canalizar porque si no se queda en una gran frustración y lo otro seria, recoger y canalizar no es para los maestros seria para los que van hacer política o van a continuar haciendo política, me estas pidiendo un mensaje para el maestro. Primero que esa es la oportunidad que tienen que saber aprovechar, y segundo que no lo vean desde el otro, sino a través de su propia experiencia, como yo en mi espacio escolar, en mi escuela que puede quedar en un cerro que puede ser en Táchira o puede ser ahí en Parque Central. Como yo desde ese espacio hago mío una concepción de calidad y hago mía un proyecto de calidad con el proyecto que tengo adelante que además cada maestro sabe que cada año ese proyecto debe ajustarse para los nuevos estudiantes que vienen llegando, eso necesita, Luis Bonilla, quizás escuchar todas esas entrevistas que tu estas dando para que vean cómo se ve la calidad desde una mirada de un banco desde una mirada más humanista y que vayan encontrando también esos referentes. Que digan: bueno la mía es puramente cognitiva, me interesa solo que aprendan a leer y escribir, no me interesa nada más y si eres consecuente con eso, yo te aplaudo, si eres consecuente desde la mañana a la tarde, si a ti lo único que a ti te interesa es ir a la escuela a que los muchachos aprendan a leer a escribir y las matemáticas y la tecnología , yo te lo aplaudo, pero tienes que ser consecuente con tu propio proyecto, si tu proyecto es que los muchachos conozcan la naturaleza, que tengan una actitud consiente con todo esto del medio ambiente, está bien si eres congruente con tu proyecto y haces tu proyecto de calidad.
Si ustedes logran que los maestros venezolanos vean esto como una gran oportunidad de hacer política y que esa gran oportunidad se puede concretar en un proyecto político del aula con lo que se crea en mi aula, yo debo convertir esa calidad en real,.
En México estos días han sido increíbles, yo nunca había venido a México, nunca había tenido la oportunidad de trabajar en una Universidad privada. Aquí he encontrado cosas como las mismas que encontré en Venezuela, las mismas preocupaciones, los mismos deseos de aprender, las mismas que encuentro en Cuba, las misma que encuentro en Nicaragua y vale la pena amigo, vale la pena seguí indagando, estudiando y luchando por un mundo mejor, porque definitivamente nosotros somos del equipo de los optimistas .